Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires Festivales de Buenos Aires

Películas por sección


Acidir arriba

“¿Por qué necesitamos tantas historias, tantas imágenes? ¿De dónde viene este deseo de sentarse en la oscuridad y fijar la mirada en la pantalla, donde otras personas viven sin que podamos responder a sus palabras ni intervenir en sus actos?

Adolescenciasir arriba

La adolescencia como el momento en que comienza la libertad, o la conciencia de no tenerla: los jóvenes de estos films se asoman a un mundo que no terminan de conocer y en el que se mueven con torpeza pero también con decisión. Cuando se olvidan de sí mismos y vuelven a ser niños, pueden ser felices, como el protagonista de L’estate di Giacomo, pero a menudo empiezan a ser conscientes de las desigualdades a su alrededor (Nosilatiaj. La belleza) y en algún caso las viven desde pequeños (Kids Stories). Escapar puede ser una opción, ya sea tomando la ruta por tierra o por mar (Un mundo secreto) o soltando la fantasía, como hacen las chicas de Palácios de pena. Incluso pueden cruzar el mar en la panza de un barco, la aventura que el guineano David vivió y cuenta en el documental santafesino El gran río. Todo vale si se trata de ser uno mismo, ser diferente.

Álbum Familiarir arriba

Cada familia, un mundo. Esta sección, mayormente ficcional pero con algunos documentales de dramatismo casi literario, tiene familias de todos los tipos: los separados que pelean por los hijos (Everybody in Our Family), los padres enfermos que movilizan al resto del clan (Best Intentions, Home for the Weekend), el padre con tendencias suicidas (El huaso), las hijas que aprenden a cocinar solas porque los padres están trabajando (Los días), o la mucama que debe hacerse la desentendida ante los problemas de sus empleadores (Totem). Otras veces, la familia está desintegrada y es el cine el que busca reunirla de alguna manera, como hace la realizadora del documental chileno Hija, al emprender la búsqueda de su padre biológico. En todos los casos, lo familiar es el ámbito del conflicto y la evocación, el lugar utópico o una madriguera de la que es necesario escapar.

Boca do Lixoir arriba

Boca do Lixo (Boca de Basura) es, antes que nada, un lugar físico en el centro de San Paulo que se extiende a lo largo de unas cuadras del barrio de Santa Ifigenia, detrás de la terminal de trenes más importante de la ciudad. La gran cantidad de robos y prostitución que había en la zona le valió su nombre en el mundo del cine (para fines de los ochenta, el área era más conocida como “Cracklandia”). Absolutamente desprovista de glamour, la Boca fue el lugar donde jóvenes productores se instalaron con muy poco o ningún presupuesto. El ethos de la clase trabajadora del barrio les proveyó de una infraestructura de producción: materiales de construcción para los sets, utilería, comida, vestuarios…todo era proporcionado de manera local y económica. El dueño de un restaurant podía hacer el catering de una película a cambio de la promesa de una parte de las ganancias. La cercanía con líneas ferroviarias importantes también le sumó la facilidad para enviar películas a cines todo a lo ancho de Brasil. A principios de los ‘50, en la arteria principal de Boca, la calle Triunfo, ya se habían instalado numerosas pequeñas productoras y distribuidores.

Carlos Pratesir arriba

Ni los senderos serranos por los que pasean las chicas en Noites do sertão; ni la carreta caída en el tiroteo del western al inicio de Minas-Texas; ni el tren donde el elegante personaje de Cabaret mineiro conoce a la chica de sus sueños atraviesan el eje Río-San Pablo, las dos ciudades que se disputan el título de epicentro cultural brasileño.
La versión completa de este texto puede consultarse en el catálogo del Festival.
Eloisa Solaas

Cine Planetarioir arriba

Desde su creación, el Bafici ha sido un barómetro y un sismógrafo del cine, pensando en las direcciones y movimientos, en ver lo que está ocurriendo y predecir lo que va a ocurrir. Pero esta vez, suma un nuevo espacio caracterizado por trabajar con instrumentos que sirven para ver –o soñar, o imaginar que vemos– nada menos que el cielo. Ver más es un rasgo que define al Bafici. Pero también lo define el “ver de otro modo”, y es así que esta programación Fulldome, que contempla un campo de 360 grados, se incorpora con una selección especial que abarca programas para chicos de distintas edades –desde Topos, con sus animales de nombres filosóficos, hasta los inquietantes Jeepers Creepers– o bien para jóvenes o adultos deseosos de nuevas experiencias –The Wall o U2–, pero hermanándolos en un gusto por el cine que hace tiempo ha dejado de ser un arte que sólo disfrutable en los viejos coliseos o en los museos, para abrirse en mil direcciones. Esta vez, el cine nos envuelve, literalmente.

Competencia Argentinair arriba

Hubo años en que nos costaba mucho encontrar películas para esta competencia. Aunque, para ser más precisos, lo que nos costaba era encontrar modos de diálogo entre las películas, sistemas estéticos y productivos, colisiones generacionales, hiperrealismo y artificios cruzándose en tráfico pesado. Políticas del cine, en suma. Este año seleccionamos catorce películas. La mitad son óperas primas. Otras cuatro son segundas películas. Y otras tres son de “veteranos” en su cuarta o quinta película. Ellas no exponen una realidad del cine argentino sino que exponen el cine a múltiples realidades. Esta Competencia Argentina pudo y puede ser discutida pero nunca puede dejar de establecer relaciones de tensión. Hace de la fuerza su diversidad. Líneas de fuerza. Apuestas que piensan los géneros (Masterplan, Villegas), o que los pulverizan (Cassandra). Lógicas del documental que retuercen la previsibilidad, que hacen de la mirada una política (17 monumentos), de la familia una ficción (Papirosen), del recuerdo una obsesión maleable (La chica del sur), o de la heterodoxia un sistema de líneas narrativas y laberintos racionales (Ante la ley). Geografías del silencio (Igual si llueve) o de la palabra (Mis sucios 3 tonos). Tensión sexual subterránea (El espacio entre los dos), explícita (Al cielo) o simbólica (Salsipuedes). El cine como interrogación (Dioramas) o poesía salvaje (Dromómanos). Descubrimientos, cambios de rumbo, confirmaciones. Más allá de los juicios, siempre discutibles: un cine vivo. Sergio Wolf
La versión completa de este texto puede consultarse en el catálogo del Festival.

Competencia de Cortos Argentinosir arriba

Para esta edición se presentaron cerca de quinientos cortos: todos y cada uno de ellos fueron vistos, pensados y discutidos, en el marco de un diálogo intenso que se actualiza cada año. Nos preguntamos, recurrentemente, cómo organizar una selección heterogénea y viva de películas personales en su razón de ser y en sus procedimientos, que inviten a repensar los caminos del cine; películas inquietantes y en las que se manifieste la sorpresa, sea cual fuere la forma que adopte. Nos interesa la amplitud de posibilidades que se abre en la articulación de géneros o en la tensión de unos con otros: la ficción es experimental (siempre lo fue), la comedia también puede ser documental, mientras que el documental es ficción (se sabe hace rato, pero todavía sorprende y nos gusta ver cómo). En esta selección, conformada por dos programas competitivos y una serie de muestras, no hay mejores ni peores. Si bien existe una competencia, tiene sentido –más allá de que las premiaciones siempre arrojen algo de luz y algo de sombra– sólo en la medida en que pueda estimular a los realizadores. Celebramos que haya películas de todas las duraciones en las distintas secciones del Bafici, que se defienden en su medida y su tiempo, y que en el programa dialogan con otras películas para hacernos pensar en los posibles nuevos sentidos surgidos de ese diálogo. Celebramos también que se usen cámaras digitales, analógicas y que se siga viendo que, mientras existan ideas e inquietudes, también se puede filmar sin cámara.
Violeta Bava y Eloísa Solaas
La versión completa de este texto puede consultarse en el catálogo del Festival.

Fernand Melgarir arriba

Fernand Melgar nació en una familia de sindicalistas españoles exiliados en Tánger, Marruecos. Sus padres lo llevaron escondido con ellos cuando emigraron a Suiza en 1963, como labradores estacionales. A comienzos de los años ochenta, abandonó sus estudios en administración de empresas para fundar con varios amigos Le Cabaret Orwell en Lausana, el cual muy pronto se volvió una meca para la cultura subterránea francófona en Suiza. Luego creó La Dolce Vita, el club de rock internacionalmente reconocido, también en Lausana, que ofrecía un programa de proyecciones de video-arte. Autodidacta, no tardó en dedicarse a dirigir y producir películas y, a partir de 1983, empezó a reunir varios films experimentales y reportajes iconoclastas para televisión. En 1985 entró al colectivo Climage, una asociación de cineastas comprometidos e independientes y una de las productoras documentales suizas más prolíficas de la actualidad.

Gérard Courantir arriba

En su máxima intimidad tecno, en su corazón científico, el cine se puede definir simple y literalmente como fotografía serial, una forma de disparar una y otra vez las canónicas 24 fotos fijas por segundo, para registrar y para proyectar su particularidad, su ser, y así persistir en la retina, como corresponde a su ilusión móvil. La historia del cine es un viaje de personas que establecieron tanto alianzas como boicots con y contra esa serialidad que cada película lleva en sus genes. ¿Ser o no serie?, esa es la cuestión. Y Gérard Courant, un cineasta hasta hoy invisible para nuestro país, fue al germen de esta cuestión a través de una obra prolífica durante casi cuatro décadas en la búsqueda de la continuidad y la ruptura dentro del métier serial.
La versión completa de este texto puede consultarse en el catálogo del Festival.
Diego Trerotola

Grant Geeir arriba

Al final, tener buen gusto importa. Porque es algo más que un signo de distinción a ostentar en cenas con amigos. Si tomamos como ejemplo el caso del británico Grant Gee, su buen gusto como consumidor cultural condiciona su criterio como creador audiovisual. El objeto de sus trabajos siempre tiene un gran bouquet. Es decir, que Gee como sujeto de esos mismos trabajos ya demuestra tener también un paladar muy bien educado. Y si no es el paladar, el oído. Teniendo en cuenta que la mayor parte de su filmografía, ya sea en formato videoclip, video-creación, cortometraje o documental, está relacionada con la música, hay que celebrar que Grant Gee haya escogido tan sibaritamente con qué nombres trabajar: Radiohead, Gorillaz, Joy Division, Scott Walker, John Cale… Todos grupos y artistas de perfil anguloso que generalmente escapan del gusto mayoritario y de la duda sobre su validez creativa, aunque siempre exista algún espectador con ánimo de discutir, claro (“¡Radiohead no es para tanto!”).
La versión completa de este texto puede consultarse en el catálogo del Festival.
Joan Pons

Imágenes Paganasir arriba

Ahí donde lo sagrado lo rechaza, está lo pagano. Un territorio que a veces se pretende a sí mismo ortodoxo y ritual, con sus propias iglesias e íconos: ahí están la movida rave de Anna Pavlova Lives in Berlin, o los granjeros que llevan sus reses a la lucha cuerpo a cuerpo en Battle of the Queens; o, yendo a un terreno más espiritual, los sanadores y sus terapias en Quantum Men (con Cristóbal Jodorowsky como estrella invitada) y Esas voces que curan (el canto como redención corporal). El pasaje de lo sagrado a lo pagano es atractivo y tentador, como bien sabrá la adolescente mormona del drama Electrick Children en su viaje a Las Vegas. A la inversa, encontrar lo sagrado en la cotidianeidad requiere un gran esfuerzo de observación, como el que hace Michael Pilz en su Roman Diary. No menor al del artista plástico León Ferrari, todo un especialista en lo iconográfico como expresión de los mitos subyacentes de la cultura, en el documental Civilización.

João Canijoir arriba

En la presentación de su última película, Sangue do meu sangue, en el Festival de San Sebastián, João Canijo explicó que este film, y en general toda su obra, intenta ser un reflejo de la realidad social del Portugal de su tiempo sin tener que mostrar todo aquello que la marca y condiciona. Canijo escoge momentos, de sus personajes y del momento que viven, porque “para dar fe de una realidad concreta no es necesario enseñar todo para que algo quede”.
La versión completa de este texto puede consultarse en el catálogo del Festival.
Quim Casas

La Ley del Deseoir arriba

Se sabe: el sexo puede ser un juego, un castigo o incluso una profesión; pero es ante todo un instinto, el que nos recuerda nuestra pertenencia al reino animal. Las ficciones de este grupo están en estado de ebullición, de las chicas transgresoras de Q a la marca del amor físico en Un amour de jeunesse, pasando por la visita higiénica utilizada como “pago en especies” en The Slut. Para matizar, también hay documentales sobre prostitución (Buy Me!, Whores’ Glory), y otro sobre el famoso actor porno francés HPG (Il n’y a pas de rapport sexuel), una exploración de la sexualidad queer (Community Action Center) y el retrato algo experimental del argentino Homero Cirelli sobre una moderna partidaria del esclavismo (Sado). Nuestra Albertina Carri, a su vez, vuelve al comienzo del texto (lo animal) en Pets, un cortometraje explosivo.

Muestra de Cortosir arriba

Narcisa Hirschir arriba

Solitarios crepúsculos patagónicos y amuchados happenings urbanos, muñecas y manzanas, minimalismo y desborde, películas estructurales y registros documentales... Se podría seguir creando pares hasta tratar de definir todo el arco que comprende el cine de Narcisa Hirsch, con su sensibilidad íntima como antena para los distintos estados de transformación poética del cine; diferentes conjunciones que precipitan universos que necesariamente se podrían oponer pero conviven, unidos por una mirada que los envuelve. Suerte de nexo conjuntivo que puede comprender un rango estético fluctuante, la mirada de Hirsch es una forma de persistencia en la libertad de poder crear a través de un cine que además de desencuadrarse de la lógica industrial en cualquier sentido, también construyó un camino lateral, fuera de parámetros artísticos de moda o de necesidad de legitimidad. El cine de Hirsch germinó al margen pero siempre conectado con el mundo y su tiempo, buscando alternativas de belleza para vivir más allá de los límites de cada presente que transitó su caméra-stylo.
La versión completa de este texto puede consultarse en el catálogo del Festival.
Diego Trerotola

Odiseas del Espacio - Cine y Arquitecturair arriba

Todos los films de esta sección tienen que ver con el sueño de una construcción o un diseño capaz de desafiar la imaginación, el horizonte que el mundo nos tenía destinado. Varios refieren a grandes proyectos arquitectónicos, como complejos habitacionales pensados para resolver problemas de vivienda (Tlatelolco, The Pruitt-Igoe Myth), pabellones universitarios de vanguardia de cuando el impulso revolucionario en Cuba estaba intacto (Unfinished Spaces), el insólito refugio argentino para las cenizas del Dante (El rascacielos latino) o, yendo a la utopía más desenfrenada, la construcción de una pista de esquí alpino en Dubai (Alpi). No pocos de estos documentales refieren la decadencia y el fracaso de los proyectos. El arco va de la arquitectura más autoral (Parabeton) al puro impulso de la desesperación habitacional (Errantes) y sus efectos trascienden lo estético para implicar lo urbanístico, lo social e incluso lo político.

Peter Von Baghir arriba

Peter von Bagh vio todas las películas que hay que ver, generalmente más de una vez. A lo largo del medio siglo que ha dedicado al cine, llegó a conocer a todos los íconos y a los genios, a todos los rebeldes y a los autores dejados de lado, a todos los maestros subvalorados, e incluso todos los mediocres interesantes de aquellos viejos amaneceres de nuestro arte. Sí, los conoció a todos, porque vivió el tiempo suficiente para hacerlo. Y como es un gran narrador dotado de una voz poderosa y dominante, así como también de una sonrisa eternamente desconcertante en sus ojos, sabe cómo contar una buena anécdota sobre cada uno, porque le encanta transmitir lo que aprendió durante esas horas que pasó con ellos. Sí, Von Bagh es realmente un ejemplo único del cine vivido al máximo: una leyenda de la vieja escuela cinéfila.
La versión completa de este texto puede consultarse en el catálogo del Festival.
Olaf Möller

Ruth Beckermannir arriba

Las películas de Ruth Beckermann (Viena, 1952), en su variedad de temas, territorios y hasta estilos, han ido construyendo silenciosamente una teoría del relato y de la memoria (todo relato es memoria, toda memoria es invención, toda imagen impresión) donde lo narrativo se liga con lo sensorial. Tras algunos documentales registrando movimientos sociales, realizados de forma colectiva a fines de los ‘70, el pasado empezó a tener mayor importancia en sus films, que desde entonces oscilan entre la observación, el testimonio y el ensayo con textos en off a la manera de Chris Marker. Pero si bien Return to Vienna, el más antiguo de los films presentados aquí y el último en codirección, hace uso del archivo fílmico, a partir de entonces Beckermann lo reduce a unas pocas fotografías: ha empezado a cuestionarse el papel de la imagen como registro de ese pasado.
La versión completa de este texto puede consultarse en el catálogo del Festival.
Fernando Chiappussi

Signe Baumaneir arriba

Sumergirse en un mundo de relatos lúbrico-festivos como el de Signe Baumane ha de servir para colmar múltiples necesidades. Por ejemplo, para ahogar la pena y entrar en una sana catarsis con el resto de los asistentes a la proyección de turno. Por ejemplo, para sentir reflejadas en sus películas lo sublime y lo miserable de nuestras desventuras eróticas. Es decir, tienen ustedes la carcajada asegurada desde ya pero también ese puntito de sonrojo que arrastra el identificarnos con lo que vemos en pantalla.
La versión completa de este texto puede consultarse en el catálogo del Festival.
Fran Gayo

Tomas Alfredsonir arriba

El sueco Alfredson es un director-incógnita. Sí, es conocido en Argentina por el estreno de sus dos últimas películas: Let the Right One In y Tinker Tailor Soldier Spy. O, como decían los afiches locales: Criatura de la noche: Vampiro y El topo, respectivamente. Casualmente o no, esos títulos argentinos remiten a seres que viven alejados de la luz. Uno se aleja por el momento del día en el que puede vivir, el otro vive escondido, bajo tierra. Vampiros, que traicionan la mortalidad. Espías dados vuelta, que traicionan a su país y a sus compañeros. En ambas películas, Alfredson narra, pero sus películas son ante todo descriptivas. Le interesa cómo es ser una vampira adolescente o cómo era ser un espía en Londres durante la Guerra Fría. Miren estas vidas, tienen estas características. Sí, claro, si sos una vampira y encima adolescente es probable que te pasen cosas dignas de ser contadas. Y también si sos un espía en la Guerra Fría. Pero no son las peripecias las que fascinan a Alfredson: es la sangre en la nieve, es el refugio del poder de la inmortalidad en un momento de la vida en que todo es extremo; es el cigarrillo constante, los trajes color habano, el cruce fugaz de sentimientos e ideas que se juegan pasionalmente bajo burocracias cerebrales. Ver Let the Right One In y Tinker Tailor Soldier Spy es entrar en esos mundos. De hecho, la novela en la que se basó Let the Right One In se llamó en castellano Déjame entrar, al igual que la película en España.
La versión completa de este texto puede consultarse en el catálogo del Festival.
Javier Porta Fouz

Trancesir arriba

Sí, ésta es una sección sobre drogas. No tanto sobre sus efectos sensoriales o las dependencias que pueden ocasionar. Sí sobre su circulación. De todas las historias que surgen sobre el tema, las más increíbles suelen ser sobre “intercambios” y en esa línea van los documentales del norteamericano Billy Corben, que en los últimos años parece haberse especializado en el tema. El Bafici presenta cuatro de sus trabajos: los esenciales Cocaine Cowboys (partes I y II), que cuentan en primera persona cómo el polvo blanco entró a mansalva en territorio estadounidense durante los años ‘80 y ‘90, llegando incluso a influir en el desarrollo inmobiliario de Miami (¡!); Limelight, dedicado a la conexión entre los clubes de música electrónica y las drogas de diseño, y el no menos estimable Square Grouper que gira en torno a la marihuana. Como extra bonus, otro documental sobre el LSD, su científico creador Albert Hofmann y su más famoso evangelizador, el “reverendo” Timothy Leary.

Travelling Buenos Airesir arriba

Edgardo Cozarinsky siempre fue un cineasta y un escritor errante con un persistente interés por historias de personajes desplazándose de un lado a otro, buscando su lugar, movidos por el impulso propio y por el pulso de los tiempos. Pero cuando ha filmado una ciudad como centro dramático y emocional, esa ciudad ha sido Buenos Aires. Buenos Aires como movimiento, como desplazamiento, como mutación. La ciudad que es mirada pero también mira y se mira a sí misma.
Sergio Wolf. La versión completa de este texto puede consultarse en el catálogo del Festival.

Viennaleir arriba

En el vasto circuito internacional de festivales de cine hay cierto número de festivales más pequeños o de tamaño medio que se conectan entre sí por una suerte de afinidad político-estética y mantienen relaciones de amistad. A diferencia de los festivales grandes, exclusivos, no se definen por su carácter de evento, sus estrategias de marketing o la competencia mutua, sino más bien por la causa en sí misma: el cine y las personas involucradas creativamente en él. Estos festivales existen a lo largo y a lo ancho del mundo, desde Corea a Canadá y desde Portugal a Argentina, aunque algunos de ellos sean más conocidos que otros. Lo que comparten, de una u otra forma, es el interés y la pasión por el cine independiente, sin prejuicios; la felicidad del descubrimiento y la disposición a aceptar riesgos, ideas sobre la historia del cine y actividades que conduzcan a un futuro más allá de los intereses del mercado y la competencia.
La versión completa de este texto puede consultarse en el catálogo del Festival.
Hans Hurch, Director de la Viennale

Wei Te-Shengir arriba

La de Wei Te-Sheng es una carrera extraña. En 1999 hizo su ópera prima, About July, una película sobre un adolescente y su relación con el mundo de los gángsters, entre otras cosas. Años después, ya en otra década, otro siglo y otro milenio, Wei hizo su segunda película. Su segunda película, que en realidad filmó para poder conseguir la plata para hacer la tercera, que si hubiera tenido la plata en ese momento habría sido la segunda. En fin, la historia que merece contarse es que la que efectivamente fue la segunda, Cape No. 7, se convirtió nada menos que en la película más taquillera de la historia de Taiwán, recaudó más de diez veces su costo e influyó de tal manera en el país que varias líneas de diálogo se convirtieron en frases de uso cotidiano. En el extranjero, la película circuló por algunos otros países de Asia, algunos festivales europeos (eventos de cine asiático, principalmente) y su exhibición en las Américas fue en el Festival de Hawai. Desde hace muchos años (más o menos veinte) que a las películas más populares de los países “fuera de Hollywood” les cuesta cada vez más llegar a otros territorios. En Argentina, por ejemplo, ya ni sabemos cuáles son las películas más vistas en Italia, ni quienes son los actores más conocidos.
La versión completa de este texto puede consultarse en el catálogo del Festival.
Javier Porta Fouz

Zellner Bros.ir arriba

El cine estadounidense es un cine con muchos hermanos. Entre otros, los Marx y los Coen. Este Bafici les presenta a los Zellner. Aunque nacidos en Greeley, en el estado de Colorado, David y Nathan se convirtieron en cineastas de Texas. Con mayor precisión, de la ciudad de Austin. Con sus cortos –un muestrario increíblemente amplio de diferentes clases de humor– se hicieron habitués de Sundance, festival de Park City, en el estado de Utah. En el programa de cortos encontrarán un parto de lo más singular, perros y hasta un mono tremendo, pasando por una muy contradictoria salida del clóset.
La versión completa de este texto puede consultarse en el catálogo del Festival.
Javier Porta Fouz

 

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